Cuando Sebastián Yatra (Medellín, 1994) tenía 12 años, vio que todas las niñas lindas de su colegio se estaban postulando al musical de la institución, y decidió que él también presentaría las audiciones. Obtuvo el papel protagónico, y la experiencia de cantar y actuar frente al público lo marcó.
“Me encantó estar parado en un escenario. Luego empecé a escribir mis canciones y me metí a clases de canto. Me obsesioné con esto. Para lograr algo así, uno se tiene que obsesionar”, recuerda.
Hoy tiene 23 años y éxitos en la radio. Quizás lo conozcan por la pegajosa Traicionera, la colaboración con Carlos Vives en Robarte un beso o su nuevo sencillo, Sutra, una lasciva colaboración con Dálmata.
Mientras sus canciones suenan en las discotecas, Yatra trabaja por mejorar sus falencias, que, admite, son muchas. “Siento que podría mejorar el tema del baile, siempre he sido tronquito. Y quiero ir a Berklee, en Boston, para estudiar guitarra y piano y meterme más en lo técnico, para acompañarme mejor”, dice.
Incluso, en lo que para él es su punto fuerte, su voz, hay debilidades. “Vocalmente, tengo mucha fuerza, soy afinado, pero hay detallitos que he ido trabajando con clases de técnica vocal, como unos falsetes bien lindos que ya puedo lograr”, cuenta con orgullo.
Artistas como Yatra viven de los éxitos que están en emisoras, redes sociales y fiestas por igual. Pero hay canciones a las que él les ha tenido fe y no han conectado con su público, como su colaboración con Sheppard, Edge of the Night, un tema en inglés en el que él canta en español.
“La canción es increíble, es brutal, pero no sé por qué no ha conectado con la gente como yo esperaba, no ha tenido tanta repercusión. Es muy buena”, dice enérgicamente.
Yatra está trabajando en un álbum del que quiere que cada canción tenga su relevancia. “Queremos hacer una sola obra en la que quepa mi música, contar la historia de mi vida hasta ahora”, revela sobre el disco que vería la luz a principios del 2018.
A su vez, es un desafío hacer un disco en un momento en el que la atención es fugaz y los sencillos son la divisa más cotizada. “El mercado ha cambiado muchísimo y va a 4.000 millas por hora –dice–, y el que no está dándole a esto se queda atrás, hay mucha gente haciendo cosas espectaculares”.
“Es difícil encontrar ese punto de equilibrio entre estar vigente y no saturar el mercado. Hay que esperar también a que las cosas respiren, que la gente no diga como ‘ay, otra vez este man’ ”, añade Yatra.
Aun si su música busca alejarse de las etiquetas, varios de los ritmos de las canciones de Yatra sí beben de la influencia del reguetón, el rey de las pistas de baile del mundo.
“La música ha avanzado, y el reguetón es lo que está de moda en este momento, es el pop de 2020”, plantea, y luego explica que “el beat de reguetón nos pone a mover las caderas, a sentir fiesta. Uno se tiene que desprender de pensar en géneros. ‘Parce’, esto es hacer música, hay que disfrutarlo, y que la gente lo sienta”, enfatiza.
Más que en los ritmos, la clave de las canciones está en su contenido escrito. Pero no siempre toma el mismo camino para llegar a las letras que escribe: “A veces empezamos por las melodías o en qué queremos buscar. Cuando escribo solo, sí son más temáticas personales. Sea cual sea la historia, me enfoco en la manera de decir las cosas”, revela.
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