¡Sufrimos, apretamos, pero estamos en el Mundial! ¡Gracias Colombia!

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La felicidad es un instante. Ese del minuto 55, cuando David Ospina sacó un pelotazo, recibió de espaldas Duván Zapata, Falcao apareció de pivote y James entró con todo el poder de su mágica zurda para fusilar a Gallese. Ese instante selló el billete a Rusia, cubrió de gloria al 10, devolvió el alma al cuerpo de millones de colombianos y nos hizo felices, felices, ¡inmensamente felices!


Y no sólo por ese momento. Sino por los minutos siguientes, en los que aprendimos la lección de Paraguay y vimos James sacando la pelota de los botines peruanos, a Falcao y Duván estorbando la salida, a un equipo completo, sólido y aplicado, defendiendo la ventaja con la vida. Así, tal cual.

Vendría la angustia, que nos abandona, con el empate parcial, pero no habría más obstáculos en el camino a Rusia. ¡La felicidad tenía que ser nuestra!


Era justo. Porque desde el primer tiempo era aplicado el equipo de Pékerman y al minuto 5 se pudo ver la primera escaramuza, un pase de James a Zapata que por poco complica a Gallese.

A los 7 minutos, el rebote que toma James pega en el zaguero y va mansa la pelota a manos de Gallese. Inteligente fue 


Duván Zapata, el mejor hombre de Colombia en el inicio del juego, para salir por el costado y por centímetros no llegó al centro Falcao. Ay si esa media vuelta de Duván hubiera llegado a tiempo James…

Se demoró hasta el minuto 21 el primer cabezazo de Guerrero, que salió desviado.

 Al 27 conectó por primera vez el delantero con Flores y el remate fue afuera

Y no fue, por fortuna, el despegue peruano pues otra vez apareció Duván en el área rival para meter miedo con un cabezazo y acabar el primer tiempo con una igualdad que dejaba a Colombia en zona de repechaje.

La dicha del gol de James, en un momento crucial, fue un bálsamo que infortunadamente no acabaría con la angustia pues un tiro libre, tras falta de Fabra, le abrió a Guerrero la opción del gol. Fue una jugada polémica pues terminó siendo la mano de Ospina, que rozó el remate, la que validó el gol.


Y otra vez a sufrir, pero ya con la tranquilidad de saber que perdía Chile contra Brasil y eso dejaba a Colombia en la cuarta casilla de la tabla de posiciones.

Se iría James, molesto. Llegaría Chará. El reloj se detenía, podemos jurar que se detenía. Que manera de sufrir. Que manera.

Y valía la pena. Porque Colombia está en el Mundial de Rusia y mañana ya no recordaremos este temblor. ¡Vamos a Rusia! ¡Gracias eternas Colombia!!!!

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